NORTEAMÉRICA.- Mientras que en México el narcotráfico deja ganancias anuales por 29,OOO millones de dólares (mdd), el negocio del tráfico ilícito de migrantes obtiene 60,000 mdd, una realidad matemática que obligó a la ONU a arrancar en México una campaña en contra de los “coyotes”.
Los traficantes de indocumentados -precisa el “Protocolo contra el tráfico ilícito de migrantes” presentando por la ONU esta semana- no tienen empacho en lucrar con la decisión de migrar de miles de personas a quienes cobran, pero “no se detinen a salvarles la vida” ni “garantizan la llegada a su destino”.
Por ello se busca promover la cooperación entre los Estados que forman parte de la ruta con miras a frenar a quienes “lucran con la desesperación” y proteger los derechos de los que son sometidos al tráfico ilegal.
“Andamos huyendo por la crisis económica y política, porque nos persigue “La Mara”, no porque seamos ni delincuentes, ni criminales, ni nada.”, concluye en un testimonio registrado en un albergue de Veracruz un inmigrante salvadoreño que es parte de un grupo que contrató a un “coyote” en México para que los ayudara a llegar hasta EEUU.
Cada año más de 160 mil migrantes abandonan sus países de origen para llegar a EEUU. El 50% de ellos contratan el servicio de traficantes y casi siempre lo hacen en México. Migran por la violencia, por conflictos armados, por pobreza o por buscar una mejor calidad de vida.
“Es uno de los delitos más rentables para el crimen organizado internacional y el negocio es de tal magnitud que resulta menos riesgoso que el trasiego de drogas” afirma la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito. “Es más fácil traficar con vidas que con drogas”.
Según la Oficina, en 2012, alrededodor de 50 millones de personas hicieron uso de los servicios de traficantes para llegar a EEUU en alguna etapa de su viaje y en el 2013 casi el 47.4% de centroamericanos pagó.
Este delito incluye a varios actores que intervienen y contribuyen. Incluso, algunas personas pueden facilitar el proceso sin saberlo. Los participantes se dividen en: organizadores, enganchadores, transportistas, proveedores de servicios y suministradores.
El guatemalteco de 32 años, Ángel Sánchez, un indocumentado a quien le cobraron 1,000 dólares por llevarlo hasta México, después el crimen organizado cobró una parte a los traficantes para dejarlos pasar por terrenos específicos y finalmente hubo un tercer cobro de la policía migratoria para cruzar las garitas.
“Pagué todo y aun así no sirvieron de nada porque antes de llegar nos detuvieron”.