NORTEAMÉRICA.- Los tres países que forman el núcleo aceptado de la región -Canadá, Estados Unidos, México- enfrentan conflictos sociales, políticos y económicos que son sobre todo internos, pero tienen el potencial de crear problemas en su relación con su entorno inmediato.
Por un lado, lo que fuera un diferendo entre Estados Unidos y México a propósito de la propuesta construcción de una muralla en la frontera, adelantada por el candidato republicano Donald Trump, se convirtió en el símbolo de una crisis política para el gobierno del presidente Donald Trump.
La crisis es doble. Es por un lado la que según el mandatario estadounidense ocurre en la frontera, a partir sobre todo de las caravanas de refugiados originadas en el “Triangulo Norte” de Centroamérica (Guatemala, Honduras, El Salvador) con la idea de llegar a los Estados Unidos para pedir refugio.
Los críticos del mandatario aseguran que es una “crisis prefabricada”, y no les falta razón. Pero ahora tiene una vida propia. La decisión del mandatario de vetar una ley de presupuesto que no incluyó su petición de 5.7 mil millones de dólares para construir el muro se convirtió en una medición de poderes con el Congreso, primero con el senado bajo control republicano y ahora, con la Cámara baja dominada por una mayoría de la oposición demócrata.
El cierre parcial de gobierno dejó a 800 mil empleados “no-esenciales” sin salario ya por un mes y no se veían señales de arreglo, sino mas bien de una escalada del conflicto político.
Lo que eso pueda representar en términos regionales se resume en la que pueda ser la suerte del acuerdo que tan arduamente se negoció el año pasado para sustituir al Tratado Norteamericano de Libre Comercio (TLCAN) y que ahora deberá ser presentado para su aprobación ante el Congreso.
La segunda es otra realidad, la significada por los problemas económicos y de violencia, de gobernabilidad y de pérdida de confianza que viven esos paises centroamericanos y que al impulsar la emigración crea problemas para México, el “puente” físico natural entre Centroamérica y los Estados Unidos.
Para el nuevo gobierno mexicano es urgente atender las condiciones de subdesarrollo en el sureste de su pais, tanto como formas de impulsar a la región y sus habitantes como por justicia, pero debieron incorporar a los migrantes centroamericanos a la ecuación con la idea de buscar retenerlos en el pais y evitar su contencioso arribo a las ciudades fronterizas con Estados Unidos y sus intentos de cruzar la línea divisoria.
El gobierno de Andres Manuel López Obrador disfruta de una elevada aprobación interna pero muchos mexicanos comienzan a resentir el paso de las caravanas y el choque con los EEUU. El problema está lejos de resolverse y puede ser fuente de mas y mayores complicaciones.
¿Y Canadá? Al margen de la siempre complicada relación con su poderoso vecino del sur, enfrenta este año la que puede ser una elección con resultados negativos para el actual Primer Ministro, Justin Trudeau.