NORTEAMÉRICA.-“Nos discriminan por cómo hablamos, por cómo nos vestimos o por haber regresado de allá, por no tener trabajo, por ser discapacitados…”. Eleazar Hernández, de 49 años, se lamenta. Este deportado desde hace 24 meses tras un largo juicio sin éxito para que lo indemnizaran en Estados Unidos tras un accidente laboral, es claro.
Se queja. No lo hace constantemente, pero si se le pregunta no para. Así es su realidad: “Al llegar a México me encontré con que no hay trabajo para las personas mayores de 35 años como yo, menos para los discapacitados (él renguea, un poco). Tampoco hay apoyos a los repatriados, no se termina la burocracia en los programas que se supone están para ayudarnos y hay desinformación sobre nuestras condiciones”.
Las autoridades de gobierno salen a hablar cuando el presidente estadounidense pone el tema sobre la ameza y ataca a los indocumentados. Entonces recuerdan palabras de solidaridad, pero lo cierto es que se han cancelado todos los programas, incluyengo el fondo para microempresas (Apoyo al Migrante) y las capacitaciones se han quedado a medias.
La consecuencia es obvia: falta de oportunidades laborales, desinformación, estigma social, falta de accesos a la justicia y servicios básicos como salud y educación para sus hijos y ellos mismos.
En México, la estrategia, “Somos mexicanos” se ha enfocado a recibir deportados y atender sus necesidades más inmediatas justo al momento de su deportación, pero no ha logrado poder vincularse con autoridades municipales”, menciona en entrevista con Norteamérica Rodrigo Domínguez, investigador y colaborador del estudio Reintegración sostenible: estrategias para apoyar a los migrantes que regresan a México y América Central, de la Universidad de Massachusetts, publicado en enero pasado.
“La capacidad para ejecutar programas de reintegración es muy distinta en México y en el Triángulo Norte. En México sí hay presupuestos para atender las necesidades de las personas retornadas, pero muchos de estos recursos, hasta ahora, se han desperdiciado en burocracia y corrupción” comenta, Domínguez.
Por otro lado, existen grupos vulnerables que no tienen las mismas oportunidades para reintegrarse en la vida laboral: recientemente se han desplazado a las personas mayores de 40 años. Tan sólo del 2014 al 2017 el porcentaje de desocupados arriba de los 35 años aumentó un 6.5% en América Latina según, la Organización Internacional del Trabajo (OIT)
Tanto en México como en Centroamérica se carece de oportunidades laborales de baja calificación bien remunerados, acceso a los servicios básicos, poco crecimiento económico, altos índices de inseguridad, violencia y, como cereza en el agrio pastel, han sido repatriados 1.8 millones de mexicanos; al Triángulo del Norte1.4 de centroamericanos.
Los retornados han tenido que apañárselas por su cuenta. Eleazar Hernández, es perteneciente a un grupo llamado, Estado 33 Aztlan que ha intentado empujar su propio negocio.
“El colectivo se formó a partir de que nos dimos cuenta de que la ayuda del gobierno no es suficiente (fue una de las últimas organizaciones que recibió apoyo). Aquí apoyamos a los recién llegados a reintegrarse y los informamos sobre la actualización de sus documentos. Nos sostenemos de la serigrafía y vendemos playeras aquí o mandamos a EU”, argumenta Eleazar.
“La dificultad más grande es proporcionar servicios de acompañamiento a largo plazo una vez que los repatriados salen de los centros de recepción.
Javier Urbano, migrantólogo de la Universidad Iberoamericana destaca que, a pesar de las carencias, el reto en adelante es “hacer políticas diferenciadas, dotar de competencias legales y distribuir de forma equilibrada los recursos a las instituciones encargadas en la reintegración, porque no en todos los estados (de la provincia mexicana) se ven afectados de la misma forma”.
RECOMENDACIONES AL GOBIERNO MEXICANO
1. Generar una base de datos entre los Estados Unidos, México y el Triángulo del Norte para agilizar la reintegración de los migrantes.
2. La preparación de los migrantes antes de su repatriación para la reintegración a su país de origen.
3. Recopilar información sobre sus necesidades y habilidades antes de regresar, lo que permitiría conectarlos a los servicios apropiados.
4. Emitir documentos de identificación primarios desde el extranjero o en la recepción que les sirva de apoyo en lo que tramitan la documentación oficial.
5. Exigir a los gobiernos que modifiquen las leyes vigentes.
6. Expedir documentos de identificación oficiales a los migrantes.
7. Lo anterior es una forma viable para que los expulsados de Estados Unidos encuentre un regreso digno a sus comunidades de origen y no busquen emigrar nuevamente.
Fuente: Estudioo Reintegración sostenible: estrategias para apoyar a los migrantes que regresan a México y América Central, de la Universidad de Massachusetts.
DEPORTADOS EN CIFRAS
MÉXICO
o 1.8 millones de mexicanos de repatriaciones de EU a México en 2018
o El 97.8 de todos los mexicanos migrantes vive en Estados Unidos
o En 2015 y 2016 hubo una disminución de refugiados mexicanos en Estados Unidos 8.5%
o En el mismo periodo se duplicó el porcentaje de refugiados en México un 110.5%
o Los principales estados con repatriados son:
o Baja California 2.8% (27, 513)
o Michoacán: 2.4% (28, 866)
o Zacatecas 2.4 (10, 191)
o Nayarit 2.3 (7,677)
o Aguascalientes 2.0 (6, 631)
TRIÁNGULO DEL NORTE
o 1.4 millones entre salvadoreños, guatemaltecos y hondureños
o El flujo en 2016 de repatriados centroamericanos por Estados Unidos aumentó un 13.8%
o Porcentaje de repatriados del Triángulo del Norte entre México y Estados Unidos
o Guatemala 46.1%
o Honduras 34.4%
o El salvador: 19.6%
o 70% de los hombres y el 76% de las mujeres tienen menos de 30 años.
Fuente: Anuario de migración y remesas México de, 2016 y 2018