Vamos a pasar de la nota dura y dolorosa; de la política, el dinero y el poder a otros terrenos más sabrosos aunque no menos intrigosos y pasionales como pueden ser la cocina y el amor. Pasiones humanas al fin y al cabo, vienen del estómago, el sexo, el corazón…
Y con esta introducción vamos a presentar a nuestro libro invitado de hoy escrito por Laura Esquivel, un clásico mexicano, multigalardonado, hipervendido: Como agua para Chocolate.
Probablemente lo recordarán porque se hizo una película en 1992 que dirigió el cineasta Alfonso Arau, entonces esposo de Laura Esquivel, y le fue muy bien. En algunos rankings la ubican en el lugar número 56 de las mejores 100 películas mexicanas y no está nada mal tomando en cuenta que aquí se ha hecho grande el cine con gente Buñuel y de México han salido los mejores directores en tiempos modernos (Cuarón, Gónzález Iñarritu, etcétera).
Entonces esta película catapultó al libro que se hizo de múltiples premios. Fue ganador del American Bookseller Book of the Year en Estados Unidos. O sea, en pocas palabras estamos frente a un best seller.
“Como agua para chocolate” mezcló la novela rosa (ya saben de amor romántico) con el realismo mágico, ese estilo de escritura en la que cosas extrañas que nunca ocurrirían en la realidad, se vuelven algo normal en la historia.
En Como Agua para Chocolate de una forma inexplicable los platillos que Tita (Tita es la protagonista). Lo que ella cocinaba quedaban impregnados de las emociones que sentía y de esta manera llegaban a quienes los ingerían.
Si se encontraba triste, como la ocasión en que por castigo Mamá Elena le ordenó hacer el banquete de bodas de su hermana que se casaba con el hombre que Tita amaba, entonces el resultado era que quienes lo comían se sentían igual de tristes, melancólico y, frutrados, terminaron en una vomitiva colectiva.
O si ella se sentía feliz, como cuando Pedro le regaló unas rosas, los que comieran también experimentaban los mismos sentimientos.
Lo interesante aquí es que Laura Esquivel hace de Tita de la Garza, la protagonista una heroína más allá de su historia de amor con Pedro Muzquiz. Y lo mejor: más allá de la cocina. O más bien, desde la cocina se convierte en una revolucionaria.
En el libro hay tres tipos de mujeres. Rosaura, la mayor, no quiere cambios. Estamos hablando de un libro ubicado en la Revolución Mexicana donde la mujer era considerada una escopeta cargada y detrás de la puerta, entonces, cualquier acto de rebeldía era una catarsis.
Por otro lado Gertrudis es la mujer que sale de su casa, que plasma el movimiento feminista, la liberación sexual y la incorporación de la mujer a las actividades masculinas; y finalmente está Tita, que desde un mundo íntimo, realiza transformaciones más poderosas, que es hacer morir en ella una tradición castrante y no pasarla a la nueva generación”, explicó.
O sea, el papel de Tita es matar el papel obligado, no por gusto, de una mujer que es la menor a la que le correspondía cocinar y cuidar a los padres.
Porque cuando el novio de Tita va a pedir la mano, la madre le ofrece la mano pero de la hermana Rosaura y ahí comienza este novelón que no sería más que una obra rosa sino fuera porque la hábil mano de Esquivel que la mezcló con el corazón del alma mexicana, que es la comida, una de las mejores del mundo, o sea con la cultura mexicana misma y así se vuelve universal.
El libro se ha traducido a varios idiomas a través de los cuales se recrean las Codornices en pétalos de rosas, Tortas de Navidad, Pastel Chabela, Chiles en Nogada, Caldo de colita de res, Torrejas de nata que salpican el día a día…
El juego de Tita era hacer con los ingredientes y las cantidades como un poeta juega con las palabras. Tiene pasajes muy divertidos en los que uno espera que el amor que siente por Pedro los describa con metáforas perfumadas y pues no: resulta que salen del fogón.
“Cuando Tita sintió sobre sus hombros la ardiente mirada de Pedro, comprendió perfectamente lo que debe sentir la masa de un buñuelo al entrar en contacto con el aceite hirviendo. (…) Era tan real la sensación de calor que le invadía, que ante el temor de que como un buñuelo le empezaran a brotar burbujas por todo el cuerpo, el vientre, el corazón, los senos. Bajó la mirada y trató de huir.”.
En fin, esta fue la primera novela de Esquivel hace 27 años y desde entonces mucho ha pasado, la escritora oriunda de Coahuila, ha sido funcionaria de la secretaría de cultura y una diputada bastante crítica.
Esquivel ha sido también guionista: debutó en la película Chido One, el Tacos de Oro y fue nominada al premio Ariel de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas de México. Luego se siguió con otra obra Íntimas suculencias (1998), una recopilación de cuentos que acompañan a recetas de cocina, donde la autora insiste en su máxima de que «Uno es lo que se come, con quién lo come y cómo lo come».
En adelante, le siguieron Estrellita marinera (1999), El libro de las emociones (2000) y Tan veloz como el deseo (2001). En esta última el amor paternal es el tema principal.
Para el año 2004 publicó Malinche, una biografía novelada de Malinalli Tenépatl. Una gran escritora, viva. Tita volvió a ruedo con su libro aparte. De ahí que la historia tiene más ramas en las novelas “El diario de Tita” (2016) y “Mi negro pasado” (2017).