NORTEAMÉRICA.- La firma del nuevo acuerdo comercial regional norteamericano y el inminente inicio de trabajos para convenir la eliminación de tarifas y medidas de represalia alrededor del intercambio de acero y aluminio de Canadá y México con Estados Unidos dominan la agenda en un noviembre que ve los últimos días de un régimen en México y de recrudecimiento de la lucha política en los Estados Unidos.
Sin hacer de menos otros hechos regionales, la anunciada ceremonia de firma del renegociado Tratado Norteamericano de Libre Comercio (TLCAN), ya con el nombre de Acuerdo de Comercio entre Estados Unidos, México y Canadá o de Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), tendría lugar el próximo 30 de noviembre en Buenos Aires (Argentina) en el marco de la reunión del Grupo de los 20 (G-20) entre los presidentes Donald Trump, Enrique Peña Nieto (que termina su periodo) y el primer ministro Justin Trudeau.
Se espera ya que los tres países comiencen trabajos para desarmar la situación creada cuando los Estados Unidos decidieron imponer tarifas compensatorias a sus importaciones de acero y aluminio de Canadá y México, que por su parte y como represalia impusieron tarifas por una cantidad equivalente en sus propias importaciones de productos agrícolas estadounidenses.
Los resabios que deja una amarga renegociación de TLCAN no desaparecerán de inmediato y al margen de los trabajos que hagan los tres gobiernos para restablecer confianza, hay otros temas en la agenda, de migración a drogas, de energía a la administración de cuencas hidrológicas, que probablemente crearán nuevos roces.
La agenda se ve enriquecida y complicada por las aún presentes caravanas de centroamericanos que atraviesan México con la esperanza de llegar a pedir asilo en Estados Unidos, huyendo de violencia y miseria en sus países.
Su peregrinaje impone la necesidad inmediata de resolver la situación de esos miles de personas, que al parecer en su mayoría se quedarán en México, aunque algunos llegarán a la frontera y solicitarán un alivio que el gobierno estadounidense no está dispuesto a ofrecer.
Pero corresponderá a Washington y México abordar y buscar soluciones a la situación en los países del llamado “triángulo norte” (Guatemala, Honduras, El Salvador). Las perspectivas no son simples y no hay caminos fáciles ni soluciones obvias.