NORTEAMÉRICA.- El presidente Donald Trump parece determinado a dejar atrás el reporte del fiscal especial Robert Mueller sombre la injerencia rusa en las elecciones de 2016, aunque eso implique incrementar el número de escándalos a su alrededor o llevar un sempiterno problema migratorio al nivel de crisis.
A 26 meses de haber iniciado su gobierno y a 20 de las próximas elecciones, Trump se encuentra empantanado en los mismos niveles de aprobación con que llegó a la presidencia: alrededor del 37/38 por ciento.
A largo de sus dos años en la presidencia demostró que no es un político que sume, recordó en una conversación el analista Bill Schneider. Su punto principal es atender a las necesidades o los requerimientos de su audiencia y hacerles sentir que para él, no hay nada mas importante que estar atento a sus necesidades o escuchar sus quejas.
Demagógica y populista como pueda ser, la táctica ha dado buenos resultados al mandatario, al menos en lo que se trata de asegurar la lealtad de sus votantes.
Trump acusa a sus acusadores
Durante los últimos dos años Trump preparó a su audiencia para algo como esto. Sus constantes denuncias sobre la “conspiración” de medios tradicionales estadounidense, como el “fracasado” New York Times, el “fallido” Wall Street Journal o la “quebrada” cadena CNN pusieron el marco a cuestionamientos sobre la credibilidad de esos medios, no importa que una y otra vez los hechos probaran estar en lo correcto.
Mueller mismo, pese a un bien ganado prestigio como fiscal y como director de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), no escapó a los cuestionamientos de Trump, en mensajes desde la Oficina Oval, que para el caso puede ser considerada como el púlpito mas importante y con las mayores bocinas del mundo.
El hecho sin embargo ese que la mayoría de los estadounidenses tiene mas fe en Mueller que en Trump.
Un reporte sin conclusiones
En ese marco, la indagación de Mueller sobre la posible injerencia rusa en las elecciones estadounidenses y posibles contactos entre funcionarios rusos y funcionarios de la campaña de Trump deja un par de docenas de acusados pero ninguna conclusión sobre la responsabilidad del mandatario o s propia intercvenciòn i intecuipòn oersonal.
“Si bien el asesor especial (Mueller) no encontró pruebas para sostener un cargo de conspiración, describió una campaña ansiosa por cooperar con un adversario extranjero y un presidente que pudo haber obstruido la justicia. Esto deja al sistema de contrapesos y balances de Estados Unidos en una posición incómoda”, afirmó el semanario “The Economist”.
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El que el reporte mo haya tenido conclusiones no impidió que varios demócratas, incluso las senadoras y aspirantes presidenciales Elizabeth WSarrres y Kamala Harris, llamaran por el juicio de destitución Cintra e mandatario.
Para la publicación especializada “politico.com”, los demócratas están “obsesionados” por tratar de buscar la destitución de Trump- Eso, sin embargo, es prácticamente imposible a menos que el senado este de acuerdo. Y en el senado, los republicanos tienen una pequeña mayoría que añadida a la lealtad de la base de ese partido hacen a Trump poco menos que invulnerable a un juicio político.
Pero la insistencia demócrata en poner a Trump en la picota y las investigaciones originadas en la pesquisa de Mueller, entre ellas una sobre los manejos financieros de Trump antes de ser presidente, serán un continuo irritante político para el mandatario y sus partidarios durante su campaña de reelección.
Trump a la ofensiva
Pero Trump no es un hombre que espere con los brazos cruzados.
Por un lado, dió mayor impulso a los temas mas prominentes de su campaña electoral; seguridad fronteriza y migraciòn, con una ofensiva político-publicitaria contra el gobierno mexicano por lo que considero como su fracaso en cooperar con Estados Unidos y permitir el paso de una caravana de migrantes centroamericanos.
Trump no solo invocó la necesidad de construir un muro sino amenazó con cierres parciales de la frontera para enfrentar lo que insiste es una crisis. Un incidente entre soldados mexicanos y estadounidenses, el 23 de abril, lo llevó a amenazar con enviar topas armadas a la zona limítrofe y acusar que en ocasiones ese tipo de incidentes eran formas de encubrir el paso de drogas ilegales.
Curiosamente, o no tanto, el Comando Norte de las Fuerzas Armadas estadounidenses emitió un comunicado en el que hacía énfasis en las buenas relaciones y la colaboración entre los militares de ambos países.
Lo cierto es que la necesidad electoral de Trump pondrá los temas de seguridad fronteriza, migración, drogas y libre comercio en el centro de a campaña electoral estadounidense. Y todos ellos tienen una profunda relación con México y en mucho menor medida, Canada…