Arrancamos este Día del Niño con El libro Salvaje, de Juan Villoro, a los chicos les encantará porque es una aventura entre paredes, en una gigantesca casa con un tío medio chiflado. Pero antes vale la pena hablar sobre quien lo escribió porque es un mexicano de ahora, es alguien a quien te puedes encontrar perfectamente por ahí: en la calle caminando.
O sea que está vivito y coleando: él es un periodista y escritor y por ahí de vez en cuando lo deben de haber visto en la tele porque también es un buen cronista de futbol.
Juan Villoro nació en la ciudad de México y estudió sociología en una universidad pública, la Universidad Autónoma Metropolitana, la famosísima UAM, y escribió guiones de radio para Radio Educación antes de ponerse para la escritura donde ha hecho novelas, ensayos, crónica, traducciones, guiones cinematográficos y de teatro además de la literatura infantil que dicen, quienes saben de literatura, que es una de las cosas más difíciles que puede tener un autor porque los niños son los jueces más severos: les gusta o no y punto.
Claro que hay que motivarlos y para eso estamos aquí. Y pues Juan Villoro nos va a ayudar mucho con este Libro Salvaje que nos lleva por un laberinto de libros. La idea de Juan Villoro, según lo que ha dicho en diversas entrevistas, es convertir la literatura en una realidad más cercana al lector, en este caso, a los niños. Miren este es una obra que puede disfrutar cualquier persona que sepa leer, desde un chiquito de seis años hasta un adolescente pesado por ahí medio aburrido hasta un ochentón extrovertido.
Entonces, nos trasladamos hasta el 2008, el año en que se presentó El libro Salvaje con el drama familiar de Juan, un adolescente que repentinamente debe afrontar la separación de sus padres.
Como los papás se están divorciando y no saben todavía muy bien qué van a hacer con los muchachos, pues se les hace fácil y envían a Juan a pasar sus “vacaciones” en casa del tío Tito que es un solterón que pasa la mayor parte de su vida únicamente entre los libros de su casa. Alguna vez se le recordaba alguna novia, pero no por mucho tiempo.
Este muchacho, Juan, no ha sido ajeno a la lectura, por ahí leía uno que otro libro de la escuela o alguna vez entusiasmado por lo que comentaban los compañeros de clase, pero, será en la casa de su tío donde se le viene encima una señora: la señora biblioteca. Y lo impactará de tal modo que cambiará su vida para siempre.
Lo que tienen los libros y por eso estamos aquí cada viernes insistiendo, lo que tienen los libros es que nos hacen pensar de otra manera a aquella que no enseñan como pueden nuestros padres, nuestros maestros, nuestros amigos. Los libros te arrojan otra manera de ver el mundo, a veces en pequeñas frases o al leer cómo enfrentan los personajes ciertos problemas o situaciones.
Además, este Libro Salvaje de Juan Villoro parte de la idea que no eres tú el que escoge a los libros sino que los libros te escogen a ti. Ellos se te ponen enfrente y listo. ¿Habías pensado eso?
Entonces, el tío Tito le da la misión a su sobrino de que encuentre un libro que sabe que está ahí en ese mar de estantes, pero que se esconde. La biblioteca es tan grande que hace falta una campanilla para que Juan la haga sonar cuando no encuentra la salida y entonces tiene que venir Tito a rescatarlo.
En el libro Salvaje, los libros tienen la capacidad de moverse y escoger a sus propios lectores y pues la misión es encontrar al salvaje, al más rebelde que sólo se le aparece a quienes han hecho el suficiente mérito para tenerlo. Con esta misión Juan y su tío entablan una gran amistad tan entrañable donde las manías y obsesiones del joven (y el no tan joven que es el tío) y salen a luz con mucha gracia.
Por ejemplo, el tío Tito, que odia toda clase de ruidos externos y por este motivo siempre evita salir a la calle y conectar el teléfono, de pronto hace unos escándalos horribles a la hora de masticar mientras lanza unas reflexiones muy interesantes sobre la lectura. El dice “un libro es el mejor medio de transporte: te lleva lejos, no contamina, llega puntual, sale barato y nunca marea”.
La pasión de Tito por los libros es de tal intensidad que incluso en la cocina no dejan de inspirarle sus lecturas: pescado a lo Moby Dick con salsa Ismael, omelette al estilo de Homero o galletas de cronopios dulces y salados a lo Cortázar. Definitivamente, un personaje muy atractivo que también aprenderá muchas cosas de su sobrino Juan para conocer los misterios del Libro Salvaje y de la vida misma.
El Libro Salvaje nos revive, también, ese curioso placer de perdernos entre los estantes de una biblioteca. Si no lo han hecho, dejen ahora mismo cualquier cosa que estén haciendo y vayan, no hay nada comparable a la sensación de paz de una biblioteca. En Miami voy a una muy bonita y pequeña que está a lado del mar: se llama Northshore y ahí me pongo a escribir o a leer y veo que va mucha gente a ver su teléfono y sólo a eso para estar en un lugar que da tanta paz.
En la Ciudad de México hay unas librerías de viejo tan grandes que a uno no le queda la menor duda de que Villoro bien pudo inspirarse por mucho en esos lugares de libros tan antiguos, de hojas amarillas que huelen a libro viejo y se mezclan con otros nuevos y así por los siglos de los siglos.
No revelaremos la manera en que los personajes encuentran el Libro Salvaje pero sí les voy a dar una pista que deja el tío Tito cerca del final: “Los libros mejoran si están rodeados de vida”. Ya verán ustedes.
Saludos para Vianney Cervantes en Atlanta; para Alvaro Vizuet en el Estado de México, para Gilberto Martínez; otra vez para Manuel Ruiz en San Francisco para Fernando López, que extraña mucho a Miami, para Josiais Ayala en Florida y Abath Ramírez en Atlanta que nos ha pasado muy buena información de un tema que hablaremos pronto.