NORTEAMÉRICA.- La posibilidad de que el Tratado Norteamericano de Libre Comercio (TLCAN) deje de existir, luego de enormes esfuerzos para salvarlo, deja abierta una polémica: ¿Norteamérica existe como región? ¿Qué o cómo se delimita?
La respuesta no es simple. Una veintena de analistas consultados dentro y fuera de México responden a algunas de estas interrogantes.
José Treviño (presidente del Comité de Negocios México-Canadá)
La región existe, formada por tres países unidos con lazos, comerciales, financieros, demográficos y culturales. Como ocurre en toda comunidad de países, existen intereses de cada uno que, en ocasiones, chocan con los intereses vecinos, pero los acuerdos permiten superar esas diferencias. Uno de los factores de unión regional es el grado de integración económica.
El TLCAN ha sido uno de esos acuerdos porque ha fortalecido e impulsado los negocios entre los tres y permitido superar diferencias tales como el transporte transfronterizo o la exportación de productos que, al principio, fueron sometidos a cuotas y tiempos para entrar en vigor: la exportación de aguacate y azúcar de México a los Estados Unidos, es un ejemplo.
El TLCAN ha sido un factor de integración fundamental entre los tres países que se ha hecho visible en sectores como el automotriz y el agroindustrial. El crecimiento de seis veces o más del volumen de comercio regional desde la entrada en vigor del acuerdo es una prueba irrefutable de que el TLCAN ha ayudado a acelerar y consolidar la integración económica.
Es evidente que si el acuerdo trilateral dejara de existir esto afectaría negativamente dichos procesos de integración, entre otras cosas porque se volverían a establecer aranceles que el acuerdo eliminó y a incrementar el costo de los productos que se comercian al reestablecerse el proteccionismo en algunos sectores económicos.
El comercio en la región de Norteamérica como tal no desaparecería si dejara de operar TLCAN porque los vínculos que se han creado y los intereses comunes que los sostienen no desaparecerían. Presumiblemente, en su lugar surgirían acuerdos comerciales bilaterales que podrían recrear muchas de las reglas vigentes en el TLCAN, pero resulta difícil que este nuevo entorno reproduzca los grados de integración alcanzados con el acuerdo trilateral. Continuarían el comercio y la inversión fincados sobre bases diferentes y esto podría afectar los montos que se intercambien. Sin embargo, cabe considerar que a la salida de Trump de la presidencia de Estados Unidos se vuelvan a reestablecer las bases originales creadas por el TLCAN.
Andrés Rozental (Embajador Emérito de México/retirado; consultor de negocios)
¿Existe una región Norte América? Por supuesto existe la región de Norteamérica, tanto en lo geográfico, como en lo económico. Casi un cuarto de siglo después de la entrada en vigor del TLCAN se ha creado un espacio económico extremadamente integrado entre los tres países, México, Canadá y Estados Unidos. Lo que no existe es una región política como la Unión Europea porque carecemos de instituciones trilaterales y de proyectos políticos comunes.
¿Con o sin TLCAN? Sin NAFTA seguiríamos siendo una región geográfica, con vínculos económicos muy importantes, comercio trilateral, cadenas de valor integradas y medios de transporte que unen a los tres países. Evidentemente el TLCAN ayuda a estructurar los aspectos comerciales y de inversión en la relación trilateral, pero no constituye un sine qua non para que siga existiendo América del Norte.
Eric Olson (Woodrow Wilson Center; Washington DC)
Si, creo que hay una región norteamericana. Depende, por supuesto, de lo que se quiere decir con esto, pero creo que los crecientes lazos económicos, culturales y políticos entre los tres países la hacen cada vez más una realidad. Especialmente en los Estados Unidos, donde los cambios demográficos han sido y son profundos, existe un creciente sentido de intercambio y estrechos vínculos entre los EE. UU. y sus vecinos. Incluso en un contexto donde la fuerte retórica del gobierno de los Estados Unidos ha demostrado ser ofensiva para México y Canadá, vemos que, en general, las actitudes de Estados Unidos hacia México son muy positivas y nunca han sido más fuertes hacia Canadá. Esto no significa que nos estamos convirtiendo en un país, pero el sentido de destino compartido y la importancia del respeto mutuo y la colaboración son más fuertes que nunca y una indicación de que las actitudes públicas en los tres países son cada vez más favorables a la idea de América del Norte.
Eric Farnsworth (Vicepresidente, Council of the Americas; Washington DC)
Geográfícamente hay una región de América del Norte, pero la
idea de América del Norte es mucho más complicada. En mi opinión,
esa visión avanzaba progresivamente hacia la aceptación plena,
con un obvio retroceso después de los ataques de Al Qaeda en
2001, hasta la reciente campaña presidencial de los EE. UU., que
intencional y efectivamente ha planteado interrogantes sobre
dónde se encuentran nuestros futuros respectivos. El TLCAN
fue el marco organizativo bajo el cual se desarrolló la confianza
que permitió una amplia cooperación en una amplia gama de
cuestiones. Tal cooperación sería supuestamente más difícil si
se aboliera el TLCAN. No obstante, el interés propio de cada nación
norteamericana tenderá a unirnos por razones económicas, de
seguridad y de desarrollo social, incluso si las relaciones vuelven
a una naturaleza más transaccional. Mientras tanto, la reversión
de los pasos para acercar políticamente a las naciones abrirá
nuevas oportunidades para que otros en América Latina, y
también China.
María Isabel Studer Noguez (Directora para México; The Nature Conservancy)
Que exista una región o no depende de muchos factores. Muchos se han referido a un marco institucional con una visión de integración regional como un elemento sine qua non, lo cual llevaría eventualmente a una cultura común. El libre flujo de personas, incluyendo de trabajadores, contribuiría a tejer los lazos sociales para diluir el impacto de las fronteras nacionales y las barreras para crear un sentimiento regional. La referencia, hasta hace poco, había sido la Unión Europea.
En América del Norte, la presencia de mexicanos en Estados Unidos es un elemento favorable para reducir el peso de las fronteras. Sin embargo no queda claro si la ausencia de políticas de mayor integración a la sociedad estadunidense juega a favor o en contra del surgimiento de una cultura regional. Ahí la discusión de Samuel Huntington.
En cuanto a la integración económica, ésta existe antes y después del TLCAN. Los procesos de integración de la producción en ciertos sectores, como el automotor y el de electrónicos, responde a la presión de las empresas estadounidenses para competir contra jugadores más eficientes, como los japoneses, e incluso los europeos que se negociaron del contexto de integración regional en Europa.
Esta internacionalización de la producción es un proceso de largo aliento, que puede verse afectado pero no revertido, al menos no en el corto o mediano plazo. Es importante mencionar que los perjudicados de este proceso son las empresas automotrices, particular pero no exclusivamente, las estadounidenses. Por supuesto también sufrirán los consumidores de los tres países. Y finalmente los trabajadores mexicanos, tanto altamente calificados como los menos calificados, que pierdan sus empleos como consecuencia de la reducción en las nuevas/futuras inversiones en el pais.
Para que exista una región de América del Norte debería existir una voluntad explícita de aprovechar las oportunidades y beneficios que existen de la complementariedad y cercanía geográfica entre los tres países. Si antes de Trump no existía dicha voluntad, hoy es patente que existe la voluntad contraria del pais más poderoso de la region.
Richard Miles (Center for Strategic Internationas Studies-CSIS)
Washington DC
Depende que se quiere decir por Norteamérica. Si la idea es solo económica la respuesta es: sí. En lo social y lo Político sería exagerado hablar de niveles unificados.
Se puede hablar de que en algunos estados fronterizos hay alguna cultura compartida, pero los efectos políticos son distintos: no es tan grande la unidad como se puede pensar… igual ocurre con Canadá: en lo económico sí están integrados, en otras esferas ,no tanto
¿Vemos el fin del TLCAN?
No seria una sorpresa como hubiera sido en los primeros meses, aunque ya ha habido tiempo de pensar: mentalmente los tres países están mas preparados para esa posibilidad, pero, aún así , habrá aún un efecto negativo porque en los últimos 25 años nos hemos preparado para la integración y, salvo transporte, no hay efectos negativos en el comercio transfronterizo y si se fueran a elevar tarifas dos o tres puntos porcentuales sería muy malo porque tocan amplias relaciones de negocios desarrollados y los que la gente se ha acostumbrado.
Pero si el TLCAN terminará se podrían recrear relaciones sin mucho trabajo y eso es bueno. Ya vemos ahora esas alianzas transfronterizas a niveles estatales, con gobernadores que señalan la negatividad de eliminar el acuerdo.
Lo más negativo sería el efecto político porque enviaría señal al mundo de que aunque Canadá y México son los mayores socios de EU la cooperación es mucho menor. Esto en tiempo de elecciones mexicanas, seria muy negativo.
Andrew Seelee (Migration Policy Institute; Washington. DC)
Más que una región TLCAN, hay dos relaciones bilaterales muy intensas, entre México y EU y Canadá y EU y una tercera relación incipiente pero aún subdesarrollada entre México y Canadá.
Irónicamente, las negociaciones y presiones sobre el TLCAN podrían estar fortaleciendo esa tercera relación que siempre ha quedado atrás porque México pero ahora están descubriendo áreas de interés común frente al vecino cada vez más incómodo que habita el territorio entre ellos.
Si desaparece el TLCAN no me queda claro que sobreviva una región robusta de América del Norte, pero quizás quedará la sensación de pérdida y la aspiración a recuperar lo poco que existía y entonces apreciarlo y fortalecerlo. Lo que sí sobrevivirá con o sin TLCAN es la relación entre México y Estados Unidos y seguirá creciendo igual que la relación entre Canadá y Estados Unidos. Es cierto que sufrirán algunos sectores comerciales y la agenda política, pero otros sectores seguirán muy integrados y el acercamiento cultural y social seguirá fuerte.
Carlo Dade, Universidad de Ottawa (Canada)
La idea de una gran América del Norte, como la Union Europea, está muerta. La idea ahora es regional y sectorial: Tijuana-San Diego; energía y agricultura, por ejemplos. Ya trabajamos para salvar la comunidad norteamericana de energía y creo que podemos hacer lo mismo por la agricultura.
Carlos Malamud (Real Instituto Elcano, Madrid)
¿Existe una región Norte América? Desde una perspectiva geográfica es posible hablar de una región norteamericana; económica y socialmente es más complicado. Es verdad que el NAFTA facilitó e impulsó los intercambios y la integración de determinados sectores productivos en cadenas globales de valor, pero al no existir libre circulación de personas la entidad regional es menor.
El TLCAN impulsó los intercambios y una cierta integración económica, pero dado que sus consecuencias son muy variadas desde una perspectiva regional, su impacto es limitado. Pese al TLCAN y pese a que EEUU y Canadá suponen para México un porcentaje muy importante de su comercio exterior (y lo mismo se puede decir para Canada) no estamos frente a un mercado único, como en Europa.
Dr. Pablo Ruiz Nápoles (Tutor de Maestría y Doctorado en el Programa de Posgrado en Economía, Universidad Nacional Autónoma de México)
Hasta donde llegan mis conocimientos de la forma como se concibe el mundo en las escuelas de Estados Unidos hay seis continentes: Norteamérica, Sudamérica, Europa, Asia, África y Oceanía. Es decir, para los estadunidenses Norteamérica son Canadá y los Estados Unidos el resto es Sudamérica. Eso es geografía y política, porque la relación entre ambos países está vinculada a su pasado común como colonias del Reino Unido, por tanto, siempre han comerciado entre ellos más que con el resto del mundo, la frontera existe pero es casi invisible, puedes pasar sin visa y sin pasaporte, sólo una credencial que acredite que eres ciudadano de uno u otro país.
Las relaciones entre México y Estados Unidos son también muy fuertes, económicas y financieras principalmente y ahora por la migración legal o legal que hace que la población mexicana sea la segunda minoría importante después de los negros, si se les quiere llamar minoría. Hay muchos más datos que añadir de hecho hubo un Tratado de Libre Comercio que no se llamó TLCAN en los cuarentas. La vida entre ambos países sigue y seguirá con o sin TLCAN, con o sin Canadá.
Raul Benitez-Manaut (Centro de Investigaciones sobre América del Norte; Universidad Nacional Autónoma de México)
Esta pregunta es una abstracción de figuraciones que se hicieron entre 1990 y 2016.
Sin embargo, si existe una América del Norte entre Canadá y Estados Unidos, desde los años 50.
Nadia Peimbert (The Nature Cibservancy; Washington DC).
Existe una región de América del Norte, aunque actualmente se percibe un poco dividida, relegada, pero el sentimiento regional sobrevive independientemente de la política. Existe también un potencial alto de crecimiento respecto a desarrollar ese sentimiento regional. El TLCAN definitivamente ayudó a generar la percepción de una región norteamericana, tanto para los gobiernos/agencias gubernamentales como para los ciudadanos de los tres países. Sin TLCAN será más difícil que se sustente – por un asunto de identificación de marca: la gente identifica un mecanismo que une a la región. Sin embargo, nuestras economías están tan conectadas, que la relación comercial/económica/financiera seguirá fortaleciendo los lazos entre los tres países con o sin TLCAN – se va a reinventar el mecanismo (y creo que hacia allá va el rumbo). El reto y la necesidad es que se sepa y se entienda, que, a pesar de los liderazgos, existe un compromiso entre los países de la región por mantener y fortalecer los vínculos porque todos se benefician. El otro reto es que la unidad económica (de la cual no todos están conscientes) permee a otras áreas, de forma integral. Hay alta cooperación en asuntos diferentes al comercio, como la seguridad, el combate al crimen organizado, el turismo o el intercambio cultural – pero es menos aparente. Al mismo tiempo existe una movilidad de personas cada vez más relevante. El asunto es que estos aspectos tienen un peso menor al comercio (o al menos así se percibe). En la medida en que la integralidad de la relación entre los tres países se consolide (sin importar que el comercio o la economía sean las fuerzas que lo respalden), la región se fortalecerá y podrá ser más competitiva ante otras regiones o mercados del mundo (como comenzaba a suceder en la década anterior). La cooperación comercial permea a otros rubros – la cooperación de cualquier tipo crea consenso, mecanismos, instituciones y mejor entendimiento (o debería – pero no es aparente). Habrá que identificar las áreas con mayor potencial de crecimiento y beneficio para los tres países y la región (y difundirlo).
Cesar Romero (Director, revista “Somos Americanos”)
1.— por supuesto que sí existe ese nuevo mundo. Geográficamente, América del Norte, comienza en Canadá y termina en… ¿el Istmo de el gobierno de Don Benito le ofreció a los Estados Unidos?… Económicamente, al menos desde el México que ilustra Emilio Pacheco en las Batallas del Desierto hasta el país que imaginó Carlos Salinas, México juega un rol importante (pero muy subordinado) en el proceso de transformación de la economía estadounidense (del modelo industrial post Segunda Guerra a una economía de servicios claramente orientada al resto del mundo).
2.- El hecho que el Nafta haya nacido como bandera de un presidente republicano (Bush padre) y luego rescatado por un presidente demócrata (Clinton, el marido), es una clara señal que el TLC fue una etiqueta útil para un proceso que de por sí estaba ocurriendo. Me parece que está plenamente demostrado que con o sin Nafta, la llamada Globalización es la causa real del crecimiento del comercio exterior de nuestro país. Si acaso, se podría especular que sin tratado, México hubiera seguido la ruta de Brasil, Chile y otros países del sur, cuya relación comercial y de inversión más importante es con China.
3. Por supuesto que históricamente y sentimentalmente, buena parte de la sociedad urbana y de las élites políticas han dicho siempre que México no es parte de América del Norte, sino de Latinoamérica. Según eso, Simón Bolivar influyó más en la formación de nuestra identidad cultural que los llamados “padres fundadores” de Estados Unidos. Es claro que la religión y el idioma juegan un rol importante en temas de identidad nacional. Pero casi siempre olvidamos que al norte del muro del señor Trump se encuentra la segunda mayor concentración de católicos e hispanohablantes del continente. Socialmente, la influencia de la cultura mexicana en Estados Unidos es enorme. Allá viven cerca de 35 millones de personas con raíces guadalupanas, juntas representan la principal fuente de divisas para nuestro país y representan una fuerza laboral y una economía casi del tamaño de la de México. Incluso en sus principales ciudades, la televisión en español, suele ser la de más audiencia. Sin embargo, la relativa facilidad con que un personaje de caricatura como Mr. Trump logró usar el racismo y temor a los mexicanos como bandera electoral, deja claro que mientras el músculo político hispano sea débil, en Estados Unidos habrá grandes resistencias para reconocer una tendencia demográfica irreversible, que en pocos años más una tercera parte de la población total de ese país será Latina. Yo creo que para entonces nadie en México se preguntará este tipo de preguntas.