José Roy Angulo
NORTEAMÉRICA.- Sinaloa- Familias completas como la de Concepción Gámez atraviesan constantemente el territorio nacional desde el sur para llegar a este estado del noroeste del país que les garantiza vivienda, trabajo, servicios de salud y educación para los hijos, situación que hoy pinta incierta para dejar en ascuas a miles de jornaleros y a productores de tomate.
La actividad agrícola había crecido con la exportación desde el arranque del Tratado de Libre Comercio. que en adelante tendrá un arancel del 17.5% en Estados Unidos, su principal destino porque el Departamento de Comercio de EU eliminó el pasado 7 de mayo el Acuerdo de Suspensión Departamento de Comercio de Estados Unidos que funcionó desde 1996 para regular el comercio de la hortaliza sin gravamen, entre otras reglas.
“Nosotros, todos los años acudimos a Sinaloa donde trabajamos para luego regresar a nuestros lugares de origen, pero hoy sólo esperamos la notificación de los patrones de que todo ha terminado”.
Gámez, como mucho otros, ya no podrán regresar tras el golpe arancelario y prevé, por precaución, caminar hasta la frontera con los Estados Unidos como migrante. Indocumentado.
Mario Haroldo Robles, gerente de la Comisión para la Investigación y Defensa de las Hortalizas, dijo que, al entrar en vigor un gravamen tan alto automáticamente un 40% de las actuales exportaciones dejarán de enviarse por falta de capacidad, principalmente de productores chicos y medianos.
Esto significa aproximadamente unas 700,000 mil toneladas en la entidad que será la principal afectada; a nivel nacional representa aproximadamente un millón 700 mil toneladas. El mercado interno, aunque amplio, no alcanza a absorver el tamaño de la compra gringa.
Los productores mexicanos y sus pares estadounidenses han estado por años peleando el tema, pero este año no llegaron a acuerdos. Oscar Woltman, presidente de la Asociación Mexicana de Productores Hortícolas, dijo al diario estadounidense Financial Times que tal como estaban las exigencias prefieren pagar impuestos (temporalmente) y “defender nuestros derechos a hacer un mejor acuerdo que podría dañar aún más a la industria”.
El cultivo para exportación de tomate emplea cada año a alrededor de 400,000 trabajadores agrícolas y genera un millón de empleos adicionales en industrias relacionadas con la cadena de soporte, logística y servicios en 17 estados.
La eliminación del Acuerdo de Suspensión implicará, entre otras cosas, que el Departamento de Comercio de Estados Unidos reactivará la investigación antidumping suspendida desde 1996.
La determinación final la debe dar a más tardar el 19 de septiembre de este año y 45 días después la Comisión de Comercio Internacional de EU definirá si impondrá impuestos definitivos o se volverá al libre comercio.
Por ahora, el secretario de agricultura en el gobierno de Sinaloa, Manuel Tarriba, propuso imponer un arancel en contraparte a todas las importaciones agrícolas procedentes de los Estados Unidos, principalmente en el caso del maíz.
“Sospechamos que el maíz que viene de Estados Unidos también ha caído en temporadas en dumping¸ y casi estamos seguros de que a como están los precios bajos a nivel internacional, están cayendo en dumping al exportar su maíz para acá”, dijo.
Gustavo Rojo, de la Confederación de Asociaciones Agrícolas de Sinaloa, pidió tomar en cuenta el proceso político en EU. “Recordemos que en Florida ––donde se encuentran los tomateros quejosos y los principales competidores de los mexicanos–– le compite de manera directa a los agricultores de Sinaloa y ellos se encuentran en procesos de elección y están utilizando esos mecanismos de defensa para hacerse campaña”.
En meses pasados, el republicano oriundo de Florida, Marco Rubio, insinuó que si el gobierno federal quisiera bien podría condicionarse el tema migratorio al asunto del tomate.
CIFRAS
Uno de cada dos tomates que se consumen en EU son de origen mexicano
México exportó 2,000 millones de dólares en 2018, 95% a EU
Consumidores estadounidenses enfrentarán aumento de precios de entre 38 y 70%
El consumo per cápita en el mercado estadounidense ha pasado de 12 libras a principios de los años 1980, a un promedio de casi 21 libras entre 2010-2017
Fuente: Secretaría de Economía