NORTEAMÉRICA.- Un día antes de que la Canciller alemana Angela Merkel se reuniera en Washington con el presidente Donald Trump, la revista digital “político.com” saludó el encuentro con un sarcástico titular: “La lideresa del Mundo Libre se reúne con Trump”.
El titular va más allá de la mordaz alusión a la diferencia de roles asumida por los Jefes de Gobierno de la superpotencia mundial y una de las principales potencias regionales, con Alemania como un estado internacionalista y liberal y unos Estados Unidos dubitativos de su papel en el mundo.
En términos reales aludió también a lo que algunos ven como reflejo de la disminuida imagen de los Estados Unidos luego de los primeros 50 días de gobierno de Trump, que han sido marcados por humillaciones y derrotas políticas domésticas debidas en gran medida a la inexperiencia y, en versión de algunos, ineficiencia, del nuevo aparato de gobierno.
Dana Milbank, el acreditado reportero político de The Washington Post, escribió en ese marco que hasta ahora, el presidente Donald Trump y su gobierno han sido “piadosamente incompetentes”.
Trump llegó al gobierno con la idea de reducirlo y sin duda influido por las nociones, populares entre la derecha estadounidense, de desbaratar un estado liberal que tomó décadas construir y restar regulaciones que en su opinión limitan la potencialidad económica, al tiempo de declarar a su país como “víctima” del globalismo.
Pero al hacerlo colocó a su país ante la alternativa de dar marcha atrás respecto a una situación de hegemonía que en su momento llevó a Madeleine Albright, Secretaria de Estado de Bill Clinton, a definir a los Estados Unidos como “la nación indispensable”.
La reunión con Merkel ocurrió la misma semana que altos funcionarios de 15 países de la Cuenca del Pacífico se reunieron en lo que hubiera parecido una sesión del Acuerdo de Prosperidad Transpacífico (TPP) que promovió el presidente Barack Obama y Donald Trump descartó como su primera medida de gobierno.
Solo que el cónclave no incluyó más que una presencia estadounidense pasiva y menor y a cambio sí tuvo la presencia de la República Popular China, convertida por imagen, voluntad propia y potencialidad económica en el principal rival global de los Estados Unidos.
China está ciertamente lejos de estar en posición de asumir el rol estadounidense en la economía mundial y la Unión Europea, la otra alternativa de poder comercial y económico tiene problemas propios.
Pero la retracción de los Estados Unidos respecto al mundo que ellos crearon no parece exactamente lo que el aparato político y económico estadounidense tiene en mente o está dispuesto a aceptar. De hecho, los reportes sobre los viajes de los Secretarios de Estado o de Defensa del Gobierno estadounidense parecen incluir siempre la aclaración de que buscan calmar el nerviosismo de los aliados y asegurar que su país mantendrá sus compromisos.