Para resolver el problema de fondo se necesitan —además de los buenos deseos— programas y presupuestos específicos que, en un gobierno austero, no tienen mucha lógica
Solo tres páginas se le dieron al tema migratorio en el Plan Nacional de Desarrollo (PND 2019, p. 30, 31 y 32). Se dijo todo y nada. Si bien es cierto, el PND pone de manifiesto en esta materia una visión histórica que culpa a las administraciones “neoliberales y oligárquicas” del pasado como las causantes del fenómeno migratorio.
La política migratoria de las otras administraciones era precisamente la no política migratoria, pues tuvo que ver en que la problemática adquiera las dimensiones actuales. Lo cierto es que también debemos de reconocer que detrás de la migración, hay una razón de expulsión-atracción de los polos económicos entre el norte y sur, es decir, las asimetrías de las economías de la región.
Esto —aunado a la profundización de la violencia y la ingobernabilidad de algunos países en América Latina y regiones en México— ha ocasionado que nuestro país enfrente un problema mayúsculo que dudo mucho se solucione con “los proyectos regionales de desarrollo que actúan como cortinas para captar el flujo migratorio en su tránsito hacia el norte: el Tren Maya, el Corredor Transístmico y la Zona Libre de la Frontera Norte generarán empleos y condiciones de vida digna para atraer y anclar a quienes huyen de la pobreza”. (PND 2019, p. 31).
Para resolver el problema de fondo se necesitan —además de los buenos deseos— programas y presupuestos específicos que, en un gobierno austero, no tienen mucha lógica. La opción entonces sería utilizar la cooperación internacional, ya sea bilateral o multilateral, como punta de lanza y después generar proyectos nacionales que se integren a la inercia de estos esquemas de cooperación. Sin dinero y asistencia técnica, dudo mucho que esto se cristalice.
En esto punto, ojalá que los encargados de aprobar el PND —en la Cámara de Diputados y Senadores— se apoyen en la experiencia en esquemas de Asistencia Oficial para el Desarrollo (AOD) dependiendo lo que se necesite.
Los líderes migrantes quieren voz en la 4T
La ayuda japonesa en la consolidación de las PYMES, a través de la metodología para su fortalecimiento de la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA), serviría. O bien, la experiencia nipona en el sector automotriz o agrícola respaldarían la intención de generar polos de desarrollo (clúster) para que la gente no migre y se quede en sus lugares de origen.
Eso es en cuanto a la política de retención o inhibición de los flujos migratorios. La Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID) se tendrá que poner a trabajar para dejar sentir su experiencia y nutrir esta parte del PND.
En lo que respecta a la otra cara de la inmigración y emigración, el desarrollo de políticas públicas tiene otra naturaleza y obedece a una perspectiva diferente. El PND se limita al tema de los mexicanos (indocumentados) en Estados Unidos a través de una estrategia de protección en los siguientes terminos: “el principal de ellos es la red de consulados, que deberán operar como defensorías de los migrantes, en el marco de las convenciones internacionales y las propias leyes estadounidenses, a fin de prevenir o remediar las violaciones a los derechos de los mexicanos en la nación vecina”. (PND 2019, p. 30 y 31).
El fenómeno migratorio de los mexicanos en Estados Unidos va más allá de un simple tema de protección consular y, si así lo fuera, esta política debería estar respaldada con un incremento en el presupuesto de la cancillería, mismo que se redujo para este año fiscal. En este punto, sería muy bueno que el Instituto de los Mexicanos en el Exterior (IME) —que recientemente organizó 13 foros en distintas ciudades de Estados Unidos— integrara al PND en la parte de migración lo que en ellos se discutió y propuso.
Si a alguien se le debe de consultar sobre las necesidades de los migrantes es precisamente a ellos. Gran trabajo tendrá el IME para traducir en politica pública el capital intelectual de tantos hombres y mujeres mexicanos que, por una razón u otra, han dejado atrás su patria y que hoy en día en vísperas de la 4T desean ser tomados en cuenta no sólo desde una perspectiva económica con el envío de remesas, sino en la participación del proceso de toma de decisiones en los rubros y temas que les afectan.
Sobre este punto, no estoy seguro que la clase política esté dispuesta a abrir espacios reales de poder e interacción para ellos. De equivocarme, esto lo veremos reflejado en la redacción final del PND en materia migratoria una vez que sea aprobado.
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