NORTEAMÉRICA.- Bajo un signo de crisis eventual, Estados Unidos y México se preparan a comenzar a negociar lo que será su relación en la era del presidente Donald Trump.
Mientras Trump trata de reganar control de la narrativa política, perdida en su primer mes de gobierno en el recuento de un estilo caótico, personalista y autoritario, el gobierno mexicano parece cada vez mas retóricamente dispuesto a poner todo sobre la mesa de negociaciones. Y “todo” incluye cooperación de seguridad, inteligencia, migración y drogas.
Pero son dos intereses que están en un posible rumbo de colisión.
Para Trump, el restablecer su control político implica ahora su actual esfuerzo para tratar de reconectar con sus partidarios en base a los temas que se popularizaron en su campaña electoral, y eso incluye temas conectados directamente con México: la construcción del muro fronterizo, la situación de los migrantes indocumentados y la renegociación del Tratado Norteamericano de Libre Comercio (TLCAN).
Los tres temas son particularmente sensibles para México y lo afectan en términos sociales, económicos, y sobre todo de orgullo nacional. El muro, en las condiciones que Trump planteó desde un principio, es considerado humillante, en tanto que su retórica sobre migración es resentido como algo racista y xenofóbica.
La situación ha llegado al grado que muchos mexicanos parecen dispuestos a abandonar el TLCAN, para no sentirse obligados a bajar la cerviz. Y ese abandono implicaría ademas una suspensión de ayuda en todos los niveles, de inteligencia a controles migratorios, de cooperación antidrogas a seguridad nacional.
“Si en algún momento las cosas llegan a ser tan mal manejadas en la relación, disminuirán los incentivos para que el pueblo mexicano siga cooperando en cosas que están en el corazón de las cuestiones de seguridad nacional de los Estados Unidos”, dijo el Secretario de Economía, Ildefonso Guajardo en una entrevista al diario canadiense “Globe and Mail”.
Parte del problema es que la retórica política de Trump choca con las opiniones tradicionales en su país, por lo menos las que por décadas han gobernado la política internacional estadounidense.
Trump no parece prestar atención a las recomendaciones de expertos y no son pocos los recuentos de prensa que aseguran que ignora, o simplemente no resta atención a las sugerencias de los equipos de política exterior y de seguridad nacional del gobierno estadounidense.
Así por ejemplo, de acuerdo con la revista especializada “politico.com” quien hubiera sido el principal experto latinoamericanista de su gobierno fue despedido a principios de semana.
La publicación afirmó que el despido de Craig Deare, director del Consejo Nacional de Seguridad para Asuntos del Hemisferio Occidental, ocurrió luego de un “embarazoso” y “detallado” recuento de la conversación telefónica entre los presidentes Donald Trump y Enrique Peña Nieto, a fines de enero.
De acuerdo con la publicación, Deare “cometió el error de quejarse” del escaso acceso al presidente de los asistentes de seguridad nacional en una reunión semiprivada con académicos respecto a la situación en la Casa Blanca”.
Siempre según la versión, Deare criticó duramente al presidente y su jefe de Estrategia, Steve Bannon, por lo que fue definido como disfuncionalidad de la Casa Blanca.