Ariadne Juárez
NORTEAMÉRICA.- Veintisiete años pasaron desde que Francisco Cisneros llegó a Estados Unidos como estudiante de teología para que se consolidara como lo que es hoy: un doctor en Healthcare y presidente de la organización Pilsen Wellness Center, en Chicago, que apoya el acceso médico a personas más allá de su condición migratoria .
¿Por qué un hombre exitoso se involucró en la filontropía y en el liderazgo más allá de sus intereses personales?
“Mucha gente por cuestiones de documentación no pueden seguir en algún tratamiento médico y, en ocasiones, mueren”, cuenta de manera pragmática, aunque su respuesta tiene otros matices.
Cisneros, de 52 años, es parte del 22% de los líderes de comunitarios migrantes que cuentan con estudios superiores a una licenciatura, un nivel que se ha incrementado con el tiempo y del que da cuenta el Atlas de Líderes Migrantes elaborado el investigador Adolfo Laborde, investigador del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey.
Según el análisis de la investigación -que incluye 36 entrevistas con los principales líderes de la comunidad migrante en Estados Unidos- la segmentación del nivel de escolaridad se determina por regiones.
Los Ángeles, California, por ejemplo, es el estado con el más bajo nivel: 60% de sus líderes tienen sólo nivel básico de estudios; es decir, apenas primaria y secundaria. En contraste, Chicago y Nueva York van a la alza.
Luis Pelayo, presidente del Concilio Hispano en Chicago, explica que la “ola de migración” que subió la escolaridad de migrantes de cuarto de primaria a segundo de secundaria como promedio fue la crisis económica de México en 1994, cuando emigró una clase media de las ciudades.
Así Nueva York, más cosmopolita que cualquier entidad de California, se convirtió en refugio de los migrantes con mayor nivel de estudio: la mitad de sus líderes cuenta con educación profesional y el resto se divide entre educación de posgrado.
Gabriel Rincón, quien llegó a Nueva York en 1984, es uno de ellos. Se mudó a los 26 años, cuando ya tenía una licenciatura en odontología que no podía ejercer porque no se revalidan los estudios de ciencias médicas en Estados Unidos, amén de su condición de indocumentado.
Cinco años después empezó de cero: “En 1989 hago la solicitud a la Universidad de Nueva York y me aceptan. Vuelvo a hacer la carrera y afortunadamente ya tengo ejerciendo como cirujano dentista 22 años, aquí en Estados Unidos”, dice en entrevista con Laborde.
Rincón se incorporó al activismo mucho después, ya con 40 años.
“Estaba haciendo mi año de cirugía facial, fue cuando el VIH era un tabú y no había información en español, y empezaron a brotar casos de migrantes y me di ala tarea de dar información en español”.
En ese momento le endosaron el mote de líder al que ha tenido que responder a pesar de su complejidad.
“Hubieron muchas críticas de doctores pues ¿por qué un dentista anda en esto? Y yo solo respondo ¿porque no?”
La misma pregunta se hizo Pina Hernández de 57 años, quien rompe con la baja estadística del nivel educativo de los líderes de California y actualmente se encuentra cursando una maestría en Ciencias Políticas inspirada en lo que pasa en su país.
“Me lastima muchísimo que los derechos humanos se hayan quebrantado hasta llegar a la desaparición de los jóvenes – los 43 normalistas de Ayotzinapa- y saber que mi país no ha progresado”.
Pina actualmente se desempeña como líder comunitaria en los Ángeles gracias a un amigo que la orilló a apoyar a sus connacionales, lo cual asegura le cambió la vida.
Líderes en cifras
Los líderes comunitarios en los Ángeles son representados por hombres en su mayoría con el 74.97%
El 100% de los residentes en los Ángeles provienen del interior de la República.
El 100% de los residentes en Nueva York migraron por cuestiones económicas.
El 80% de los líderes en Nueva York asegura vivió un choque emocional y cultural.
El 91.63% de los líderes en Chicago cuentan con la doble nacionalidad
El 33.32% emigraron a Chicago en la década de los 70´s