NORTEAMÉRICA.- La sorpresiva y rápida visita del candidato presidencial republicano Donald Trump a México recibió el rechazo de los mexicanos y en cierta forma sorprendió al gobierno de Enrique Peña Nieto.
El gobierno mexicano no esperaba la rapidez con que Trump respondió a su apertura.
El gobierno Peña Nieto envió invitaciones tanto a la campaña Trump como a la de la demócrata Hillary Rodham Clinton la noche del viernes 26; el tema fue discutido el domingo en la campaña Trump a iniciativa de Steve Bannon, director de campaña y exdirector del servicio noticioso Breitbart News.
“Bannon alegó que (la invitación) ofrecía a Trump una apertura para obtener titulares de periódico y mostrarse com un estadista que podría negociar directamente con México”, apuntó un reporte de The Washington Post.
Las posibilidades surgieron luego de declaraciones del presidente Peña Nieto en el sentido de que estaría dispuesto a reunirse con Trump.
“Nunca lo he visto. No puedo estar de acuerdo con algunas de las cosas que dice pero sería respetuoso y buscaría trabajar con quien sea el próximo presidente de los Estados Unidos”, indicó el mandatario mexicano.
Tres o cuatro días después, el 23 de agosto, Trump expresó su disposición.
“Me reuniría con él (Peña Nieto)… Absolutamente me reuniría con él”, dijo Trump durante un programa con público vivo en la cadena FOX.
La invitación que el gobierno Peña Nieto envió a los candidatos precisaba que era para “visitarlo en México para hablar de varios temas políticos y económicos” y en ese sentido Trump, “sintiendo una oportunidad, decidió el fin de semana aceptar la invitación y presionar por una visita esta semana”.
No es la primera vez que un aspirante presidencial estadounidense con mínima experiencia internacional usara un encuentro con presidente de México para pulir sus credenciales. En 1999/2000 el entonces gobernador de Texas, George W. Bush, se reunió con el presidente Ernesto Zedillo con ese fin.
Sorpresiva y rápida visita de Trump
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