José Carreño/Tamara Mares
NORTEAMÉRICA.- El presidente mexicano Andres Manuel López Obrador, ha manifestado abierta ere su afición por el béisbol, tanto que de hecho hizo de la creación de ese deporte una prioridad de su gobierno y con ellas, su sueño de incrementar el número de peloteros mexicanos en Ligas Mayores.
AMLO, como se le conoce, ha señalado una meta de sesenta jugadores y de paso, también, que se abestian trece academias bajo la égida de una organización, la Oficina de la Presidencia para la Promoción del Béisbol, que operará al menos una docena de academias y coordinará con tres “escuelas” privadas.
Al margen de características propias, la Oficina presidencial recuerda a la organización dominicana “ProBeisbol”, que de acuerdo con un reciente artículo publicado por el centro de análisis Interamerican Dialogue se ha convertido tanto en un positivo para el descubrimiento de valores deportivos como un negativo por las limitaciones académicas a las que leva a sus inscritos.
Las diferencias de educación
En Estados Unidos, “los jóvenes internacionales no son elegibles para el draft anual de Grandes Ligas (MLB), en el que los jugadores estadounidenses que se han graduado de la escuela secundaria o la universidad se inscriben para un proceso de selección altamente regulado”.
Pero en República Dominicana, una formidable fuente de jugadores, los jóvenes que ingresan al sistema pueden sentirse compelidos a dejar su educación formal para entrenar.
En República Dominicana el béisbol es una obsesión nacional y al mismo tiempo puede ser un boleto para salir de la pobreza. Actualmente hay un centenar de dominicanos en las Ligas Mayores y es el princpal “proveedor” extranjero de jugadores para el “Rey de los Deportes”.
Hay todo un sistema de búsqueda de valores que lleva a la creación de escuelas y centros de entrenamiento donde “buscones” (scouts) observan e identifican a los mejores, que pueden llegar entonces a centros de capacitación de la MLB en la isla.
A partir de los 15 años y medio un joven dominicano puede ser elegible para un contrato de corto de corto plazo que lo lleva a centros de capacitación para Ligas Mayores.
De acuerdo con Michael Lisman, autor del texto, la MLB “ha estimado que entre 2,000 y 4,000 jóvenes dominicanos participan en actividades de capacitación contratadas en las academias dominicanas cada año, un número que representa un grupo de talentos de élite extraído de los programas informales de todo el país.

“Hasta la mitad de los jóvenes jugadores de las academias obtendrán algún tipo de contrato profesional en la MLB o en otro lugar, ofreciendo al menos una oportunidad profesional a corto plazo y una fuente de ingresos relativamente importante, así como un historial valioso para trabajo continuo de béisbol como entrenadores o en entrenamiento”.
El problema, tal como se describe en el artículo, es que “los jóvenes aspirantes de béisbol predominantemente pobres en la República Dominicana enfrentan incentivos sólidos y arraigados para abandonar la escuela por completo para dedicarse al estudio del béisbol.
Esos jóvenes aspirantes de fuera de las áreas metropolitanas principales donde predominan los programas de capacitación a menudo se mudarán con familiares, amigos o incluso con los mismos directores del programa, de modo que puedan participar en un régimen intensivo de capacitación y tiempo completo durante su adolescencia temprana”.
Pero no es para todos
Pero por cada joven dominicano que llega a las Ligas Mayores hay por lo menos 15 que se quedan en el camino, virtualmente sin educación, en yen vais donde el 30 por ciento de los hombres entre 15 y 24 años está en la categoría de “ni-ni”, que “ni estudia ni trabaja”, como ocurre igualmente en toda las región.
Desde 2006, las leyes dominicanas exigen una norma mínima de educación para jóvenes inscritos en campos de entrenamiento de béisbol. “Incluso antes de esta legislación, varios equipos de MLB comenzaron a reconocer la necesidad de apoyo educativo dentro de sus academias”.
Los equipos comenzaron a ofrecer clases de inglés y entrenamiento cultural para aquellos jugadores que a su juicio sería probable que lleguen al béisbol profesional en los Estados Unidos. En algunos casos, aseguró Lisman, incluyeron habilidades básicas de lectura, escritura y matemáticas.
“Desde entonces, la mayoría de los equipos han instituido o revisado programas educativos en todas las academias, algunos de los cuales son de alta calidad. Si bien esto representa un progreso, no aborda el desafío más profundo”. El de educar a los niños en los programas de capacitación informal que abandonan la escuela antes de tiempo.
El hecho, concluyó Lisman, es que “la abrumadora mayoría de los jóvenes dominicanos que persiguen una carrera profesional de béisbol en última instancia, tendrán que depender de fuentes de ingresos distintas al béisbol y necesitarán una educación y capacitación adecuadas para poder hacerlo”.
Mas aún, la mayoría de los jóvenes dominicanos todavía deben elegir entre entrenar para carreras de béisbol y no béisbol a los 10 años de edad, “mientras enfrentan realidades socioeconómicas severas que representan los riesgos a largo plazo”.
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