Víctor Badillo
NORTEAMÉRICA.- A las 4:00 de la mañana, un camión procedente de Chiapas se estaciona en esta ciudad y de él desciende Pedro. Los 1,834 kilómetros que hay entre la capital del norteño Nuevo León y Jitotol su ciudad natal al extremo sur del país, los comenzó a recorrer desde tres días atrás, un medio día de finales de mayo.
Allá, se despidió de su esposa y tres hijos; de su madre y de sus amigos, con las ganas de irse a los Estados Unidos para trabajar en el campo, hacer dinero y solventar los gastos de su familia. No como indocumentado, sino con todas las de la ley: como trabajador temporal que da permiso de emigrar con una visa y luego regresar sin riesgos mortales.
La ilusión de Pedro es la misma que cada lunes dejan en evidencia alrededor de 1,400 personas de todo el país que llegan a Monterrey a solicitar las visas H2A (para jornaleros en el campo) y H2B (oficios), generalmente reclutadas en diversas comunidades del México profundo por reclutadores poco regulados.
El informe “Revelando el Reclutamiento, Fallas Fundamentales de Trabajadores Temporales H2 y Recomendaciones para el Cambio”, del binacional Centro para los Derechos de los Migrantes, el 58% de los mexicanos contratados pagó hasta $1,750 dólares aún cuando este proceso por ley no tiene costo, pero si no lo hacen, el contratista no le ayuda.
El guanajuatense Rogelio sabe de esas inconveniencias y por eso ahora se pasea nervioso por las calurosas calles regias con la esperanza de probar suerte a Kansas, al norte de la Unión Americana aunque por ahora la persona que lo contactó sólo le dijo que va “a levantar la cosecha del patrón’’: no sabe dónde va a dormir, ni quién pagará sus alimentos. Tampoco cuánto será su salario al día.
En cambio Pedro tiene claro el sueldo desde la primera vez que lo contrataron: su contacto fue directo con el dueño de los campos agrícolas a través de un amigo que vive en EU y no por medio de empresas reclutadoras.
Pedro ganó buen dinero. “En Jitotol me pagaban 100 pesos el día con trabajo bien chingoteado y en Estados Unidos, me pagan entre 10 y 12 dólares la hora, de 6:00 am a 6:00 pm y con eso ya pude comprar tres hectáreas de tierra en mi pueblo y ya la tengo sembrada de café’’, cuenta mientras hace nuevas cuentas para su regreso.
El trabajador está a gusto, aunque está consciente que de todos modos el patrón está abusando porque le hace pagar los gastos de traslado cuando en realidad por ley debería cubrirlos el empleador. “Yo llevo gastado cuatro mil pesos desde el sábado, más dos mil de hotel, más dos días y noches de camino y el patrón, si acaso, me va a dar mitad’’.
Aún así, Pedro acepta las condiciones debido a que aquí no alcanzaría ese salario. Según el Bank of America México se ha convertido en uno de los lugares con la mano de obra más barata, “incluso más que China” y la mayoría de la población no tiende a generar empleos.
Lo que más preocupa a los jornaleros que llegan a solicitar su Visa H, más que la tristeza o el desazón de no poder abandonar el trabajo si no les gusta o vivir en cuartos rodantes minúsculos, son las condiciones de salud porque muchos de los empleadores evaden su responsabilidad allá y ninguno de los gobiernos interviene para regular el problema.
“Si te llegas a enfermar allá, cuidado”, señala Bruno, quien tiene seis temporadas allá y en ninguna ha tenido protección. “Tal vez el patrón te apoya con los medicamentos, pero al final de la semana se lo cobra de tu salario”.
“Acá vivimos en trailas (cuartos rodantes) o en ocasiones en hoteles, esas las paga el patrón y trabajamos de lunes a domingo, no hay días de descanso”, señaló.
Los trámites
La zona en donde se ubican las oficinas de entrevista del Consulado Americano en Monterrey es un festín de comercios y vendedores beneficiados con la llegada de los trabajadores agrícolas: hoteles, hostales, cuartos, papelerías, restaurantes, despachos de abogados para ayudar —y algunas veces timar— a los migrantes con sus papeleos.

Un grupo de postulantes en visas H2A y B para trabajo temporal a EU se dirige al consulado en Monterrey_ Crédito_ Víctor Badillo

Un trabajador temporal participa en la cadena de producción de la industria de alimentos del mar en Maryland._ Crédito_ Maryland Seafood
Pero quienes tienen el control de los grupos de trabajadores son los reclutadores a quienes no les gusta la prensa. Durante el recorrido de este medio de comunicación se les observó dando instrucciones de no hablar con el reportero. “ ¡Porque vas a tomar fotos! “ encaró uno de los “guardias”
“Tenemos conocimiento de que algunos chavos son víctimas de grupos delincuenciales aquí y en algunas ocasiones realizamos operativos por reportes de intentos de extorsión, principalmente, y tenemos ya algunos detenidos por este concepto”, estableció Adalberto Elizondo, jefe de la Policía de Monterrey.
Bajo estos riesgos, Pedro está dispuesto a seguir adelante para hacer producir sus tres hectáreas de tierra en Chiapas, donde trabajan cinco personas, además de su mujer e hijos. “Les pago 100 pesos al día, y en veces levantamos dos o tres toneladas de café con las que gano entre 15 y 20,000 pesos”, señala. “Ahorita está floreando mi café”.
Dentro de 10 años Pedro se ve trabajando solamente para sí mismo. Con el dinero que gane en éste y quizás otro viaje más podrá comprar algunas sembradoras de café, de maíz y frijol. “No voy a cambiar a Jitotol por los Estados Unidos’’.
PROBLEMA DE RAÍZ
A pesar de que las empresas en Estados Unidos apuesta últimamente más por inmigrantes legales— presionados por el presidente Donald Trump—el principal problema de las contrataciones temporales a EU es que, a diferencia del programa con Canadá, no hay un convenio gubernamental que las regule sino que se delega a los empleadores estadounidense la búsqueda del personal y éstos contratan intermediarios que no siempre actúan de buena fe.
EL DATO
El 70% de las casi 200,000 visas temporales que registró el servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS, por sus siglas en inglés) fueron para mexicanos y más de la mitad de estas tuvo un cobro irregular, según el CDM.